Monarquía: Orígenes [Prólogo]




#Prólogo#


Con el viento soplando y agitando las ramas de los árboles que rodean al Monasterio San Judas de los Montes, Juan Rozas camina lentamente entre las hojas que crujen bajo sus pies oteando el horizonte, pensativo.

Aunque ya se han cumplido seis meses desde que llegó a este viejo (y casi en ruinas) edificio, no pasa un día en el que no recuerde el horror de la guerra. Juan había sido militar, un soldado destinado en distintos frentes. Una máquina de matar, según la mayoría de sus compañeros. Perfeccionista, meticuloso, entregado… destructivo.

Sabía perfectamente acatar las órdenes sin dudar. Sin embargo, la acumulación de sangre derramada, cuerpos sin vida, vidas segadas por sus manos… hicieron mella en su espíritu. En su última misión, una revelación hizo que parase, que dejase esa vida violenta y encontrase la paz a sus casi 32 años. Paz que halló en el Monasterio, un lugar para mantenerse cuerdo, lejos de la gente; con la única compañía de Salvador, el único superviviente de otros tiempos en los que la vida eclesiástica reinaba en el lugar.

Las campanadas del atardecer le distrajeron de sus pensamientos y le permitieron ver a lo lejos un coche que se acercaba en su dirección por el sendero de tierra. En su cara se dibujó una expresión de sorpresa, pues nadie se acercaba tan lejos de la ciudad para llegar a tierra de nadie, y tampoco esperan visitas.

Del vehículo bajaron dos mujeres, una rubia de cabello largo y otra con un tono más castaño oscuro. Jóvenes, con una presencia que no pasaba desapercibida para ningún hombre por muy dedicado al Señor que estuviese. Se acercaron lentamente, como si estuvieran analizando el entorno y el edificio.

— ¡Buenos días! —preguntó la rubia— ¿Este es el Monasterio de San Judas de los Montes?

Juan, sin moverse, se quedó observando a las dos mujeres antes de contestar. Apenas había hablado con gente del exterior en los últimos meses y su presencia le resultó… diferente.

— Así es —respondió—. Sean bienvenidas. ¿Qué las trae por aquí?

Las dos mujeres intercambiaron miradas, con expresión decidida.

— Me llamo Mónica Villa, y esta es mi amiga y socia Sofía Martínez, estamos interesadas en comprar este terreno y, por supuesto, el Monasterio.

Y con estas palabras, comenzaron los orígenes del Hotel Monarquía.

Comentarios

  1. Deseando conocer más. Para cuándo el siguiente???? Un beso

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